Karolo Suárez
Nacido en la humilde Turón en 1960, hijo de minero y ama de casa, su vida transitó desde la dura realidad del mundo de la banca hasta el arte luminoso de la fotografía. Desde los precoces doce años, cuando la Kodak Instamatic 25 aterrizó en sus manos, pasando por la década de 1980, cuando la fotografía se enraizó en su ser, y hasta la era digital, este artista de la luz ha mantenido su mente y su lente abiertos a la exploración y la experimentación. Su camino le ha llevado a ser un apreciado miembro de comunidades fotográficas, un maestro en la poesía de la arquitectura en blanco y negro y un pionero en la fusión de la fotografía con la inteligencia artificial. La fotografía, para él, es mucho más que una pasión; es la esencia de su vida, el núcleo alrededor del cual gira su existencia.
Karolo Suárez
Nací en Turón en el transcurso del año 1960, hijo de un minero y una ama de casa. A los 12 años, mi familia y yo nos trasladamos a Oviedo. Mi formación académica la obtuve en la Universidad Laboral de Gijón y más adelante, mi carrera profesional se desarrolló en el sector bancario.
La fotografía emergió en mi vida desde una edad temprana. En mi hogar, era costumbre invitar al fotógrafo del pueblo para los eventos significativos, como bautizos, cumpleaños y comuniones. Lo que ese hombre lograba con su cámara y su flash siempre atrajo mi interés. Mis padres me obsequiaron mi primera cámara, una Kodak Instamatic 25, la misma que años más tarde encontré en una tienda de antigüedades y no pude resistir la tentación de adquirirla. Ahora ocupa un lugar privilegiado en mi vitrina de objetos valiosos.
Sin embargo, fue alrededor de 1980 cuando la fotografía tomó un rol preponderante en mi vida, un rol que nunca abandonaría. Aunque hubo periodos prolongados en los que mi pasión fotográfica quedó latente, esperando tiempos más propicios, esos tiempos finalmente llegaron hace unos 20 años con la aparición de las cámaras digitales. Desde entonces, no he parado.
En el pasado, fui parte de la asociación Ágora Foto Cine Club, a la que volví hace poco y de la que sigo siendo miembro. Además, soy miembro fundador de la Asociación Fotográfica Asemeyando, con sede en Langreo.
Mi interés fotográfico se centra principalmente en la fotografía de arquitectura en blanco y negro, pero sin descartar el uso del color ni ninguna otra modalidad fotográfica. Tampoco olvido que existen otros métodos para capturar imágenes, como la fotografía química, la inteligencia artificial (IA), o cualquier combinación, interacción o intervención entre estos métodos. Siempre mantengo mi mente abierta a todas las posibilidades.
De manera individual, he presentado mi exposición «La poesía de las líneas», que consta de fotografías en blanco y negro de arquitectura, en diversas ciudades. Asimismo, la primera exposición en España de imágenes creadas con inteligencia artificial, «Otros mundos», la llevé a cabo en Guadalajara.
En términos colectivos, participé en la primera exposición en España de imágenes generadas con IA, junto a Color3Arte y Aitor Arana, en el inicio del presente año, 2023. Esta exposición fue organizada por Asemeyando AF. Además, he participado en diversas exposiciones colectivas de Ágora Foto Cine Club, Asemeyando AF, la Federación Asturiana de Asociaciones Fotográficas y Color3Arte, así como en varios concursos.
He producido y presentado videos con mis imágenes en eventos culturales y fotográficos en España, Turquía, Marruecos y Argentina. Además, he fungido como jurado en concursos fotográficos a nivel nacional e internacional.
La fotografía se ha convertido en algo más que una mera afición para mí; es el eje alrededor del cual gira mi vida actual y es algo que disfruto enormemente. Incluso he logrado contagiar mi entusiasmo por la fotografía a mi entorno más cercano. Mi mayor deseo es que esta segunda etapa de mi vida sea larga y esté en completa armonía con la fotografía y todo lo que la envuelve.